viernes, 11 de diciembre de 2009

Libros de texto en el área de música

Aquí viene un tema peliagudo, y viene al pairo de estar trabajando con una amiga que acaba de aprobar las oposiciones y se encuentra sin experiencia bregando con libros de diferentes editoriales dentro de su mismo colegio para el área de Música.

De entrada, no sería un problema en sí. Alguien lo eligió, seleccionó las editoriales, revisó los proyectos, analizó los contenidos y decidió dejarlos en herencia universal de quien viniera a ocupar la plaza. Alguien pensó lo que hacía.
...
...
o no ...
...
Y digo esto con conocimiento de causa, aunque sin conocer a la testadora en cuestión.

Los libros de texto se está acostumbrado a usarlos de muletas, de andamios sobre los que se construye el aprendizaje en nuestras aulas, pero hay que tener en cuenta una serie de dificultades

Cada grupo de alumnos de cada centro de cada localidad es único e irrepetible
Cada maestro o maestra, con su bagaje personal, didáctico y profesional es único e irrepetible
Cada ambiente educativo, claustro, ampa, comunidad educativa...etc.

Entonces ¿cómo *** ierda voy a trabajar con el mismo libro de texto en un sitio que en otro, con unos alumnos o con otros, un  curso y otro y otro...?

Pero la pregunta podría ser la contraria ¿cómo no voy a tener libro de texto, eliminando las ventajas de tener una guía personal, las fotitos para los alumnos, los ejercicios para decir eso de...: página 7 ejercicio 2, 3, 5, 7, y 9 para mañana?

Ya que además, en el aula de música tenemos otro punto muy interesante a tener en cuenta: si bien las editoriales están bastante de acuerdo en los contenidos de matemáticas, lengua o conocimiento del medio, las editoriales que presentan proyectos de música son absurdamente diversas.

Hay quien pretende que los alumnos lean partituras en sexto de primaria como si llevaran toda la vida en en conservatorio y hay quien únicamente propone juegos y más juegos y coloreos y más coloreos. Y eso no es lo más grave, sino que obviamente necesitamos trabajar con el sonido y eso a veces es justamente lo más cutre: yo he trabajado con una editorial muy razonable en primer y segundo ciclo, que disparataba en cuanto contenidos de lenguaje musical en tercer ciclo según mi opinión, pero que le daba un enfoque de cultura musical muy enriquecedor, pero cuyas canciones eran infumables y los ejemplos musicales de los diferentes instrumentos de la orquesta estaban grabados con un ¿sintetizador? o algo parecido, con lo cual, la única manera de distinguir viola de violín, tuba de trompa, clarinete de oboe, o trompeta de cualquier otra cosa, era mirar la carátula del disco. Y para mí que venía equivocada.

Por eso creo que, aparte de usarlo como álbum de cromos y lecturas complementarias, tenemos que tener en cuenta quién somos, de dónde venimos y dónde vamos.

En primer lugar, decir que considero un error trabajar en base a lo que plantea el libro de texto, eso creo que ha quedado claro.  Mi propuesta, entonces, es la siguiente:


  1. Delimitar claramente los niveles de los que partimos, independientemente de la edad de nuestros alumnos.
  2. Crearnos un listado de objetivos generales realistas, no demasiado amplios.
  3. Desarrollar los contenidos para lograr esos objetivos, ahora sí, en función de la edad de los alumnos.
  4. PROGRAMAR globalmente por curso y detalladamente para un trimestre concreto.
  5. Evaluar a los alumnos en función de los objetivos que nos hemos marcado.
  6. Hacer 'examen de conciencia', es decir hacer realmente la autoevaluación del proceso.

Es curioso lo fácil que es decir esto en teoría. Seis puntos nada más.

Y cuántos y cuántos maestros se los saltan a la torera!!!!

El primer punto necesita de diferentes estrategias según la edad a la que nos enfrentemos, pero son fundamentales la observación y la recogida de datos coherente, que nos llevarán por lo menos tres o cuatro clases como mínimo.

Criterios de evaluación que se pueden convertir en objetivos de trabajo en un primer nivel serían:



  1. Reconocer y seguir el pulso de una pieza auditivamente
  2. Reconocer la parte fuerte de un compás auditivamente
  3. Figuras: negras, corcheas, blancas, silencio de negra y silencio de blanca
  4. Entonar canciones con ámbito de quinta.
  5. Reproducir y reconocer segundas y terceras en dictados
  6. Entonación y escritura de las notas Mi – Sol – La
  7. Ser capaces de copiar correctamente en el pentagrama canciones con las notas y figuras trabajadas.
  8. Leer y entonar correctamente las notas trabajadas en el pentagrama
  9. Reconocer auditivamente sonidos del entorno en pequeñas audiciones.
  10. Reconocer los instrumentos de pequeña percusión del aula auditivamente y utilizarlos para acompañar el pulso y el acento de una canción.
  11. Conocer y utilizar correctamente algunos términos del lenguaje musical: pentagrama, clave, notas, figuras, silencios, compás, lineas divisorias.
  12. Utilizar la doble barra como punto y final.
  13. Seguir las indicaciones del director sobre intensidad y matices.
Estoy hablando de alumnos de primer ciclo de educación primaria, pero puede aplicarse a segundo o a tercero con las correspondientes adaptaciones.

El siguiente bloque, para utilizar en segundo ciclo o en aquellos alumnos que lo necesiten, desde mi punto de vista consta, entre otros, de los siguientes elementos?

  1. Reconocer pulso, acento y compás (binario o ternario) en una audición
  2. Coordinar los movimientos con estos compases.
  3. Reconocer estructuras formales binarias y ternarias auditivamente.
  4. Reconocer todas las notas en el pentagrama, leyendo con figuras de negras, blancas y corcheas especialmente las notas DO',SI, LA, SOL, FA, MI.
  5. Conocer el valor de las figuras hasta la semicorchea y sus silencios.
  6. Conocer y utilizar las notas de la flauta DO', SI, LA, SOL, FA,, MI.
  7. Escribir pequeñas melodías para flauta (con lenguaje convencional) y acompañamiento ORFF en lenguaje no convencional.
  8. Conocer y reconocer las familias de instrumentos de la orquesta.
  9. Ampliar el ámbito vocal hasta la octava.
  10. Utilizar canciones solfeadas para afianzar el oído relativo.
  11. Conocer canciones populares españolas, especialmente de la Comunidad Autónoma.



Sólo desde el conocimiento de lo que saben, comprenden, intuyen, han vivido y experimentado nuestros alumnos, podremos hacer una propuesta pedagógica. Si os fijáis, os hago una relación que puede ser todo lo ancha o estrecha que queráis.

No es lo mismo cantar dos canciones, que doscientas, no es lo mismo copiar de la pizarra las posiciones de la flauta que poder tocar diez canciones con esas notas, no es lo mismo RAM que PASCUAL, no es lo mismo... pero ahora es cuando entra vuestro trabajo. Hasta que no hemos reconocido el terreno, podemos decir que estamos perdiendo el tiempo.

Y no es que no esté a favor de la enseñanza lúdica de la música, pero sólo tengo una hora a la semana por grupo y a veces, ese día es fiesta y no hay clase o el gamberro de turno la lía, o me duele la cabeza a rabiar, o alguno está enfermo y vomita en medio del aula, o ...., o....

No hay excusas, lo bueno que tiene la música es que es complicado hacerla aburrida si de verdad somos conscientes de lo que hacemos, pero sobre todo y especialmente en nuestro caso EL TIEMPO ES ORO

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